Para mi como fotógrafa, una boda significa capturar preciosos momentos que se mezclan entre la ceremonia, el baile, el banquete y las decoraciones.
En una boda deben existir fotos con textura, que resalten a los flamantes esposos y las fotos divertidas, donde todos los invitados forman parte de este día especial y lo disfruten. Fotos que capturen momentos inesperados y divertidos donde todos dan su major sonrisa. Aquellos momentos que guardan toda la ternura y la alegría de las personas que se han reunido para celebrar una fecha tan especial.
Las fotografías tienen una característica en particular: nos narran historias que nadie vio más que el lente de la cámara y el fotógrafo. Durante una boda, son demasiadas las historias que no se podrían describer con palabras. Es por eso que la imagen tiene tanta importancia, porque tiene la capacidad de devolvernos queridos recuerdos. Por tanto, las fotografías que se tomen de este día deben ser los puntos mas altos, más emotivos, más sentidos de la ocasión.
En una boda se debe fotografiar el vestido, los zapatos, el ramo, el azar del novio, los anillos, el peinado, el maquillaje, la preparación de la novia antes de salir al altar y su salida en la limosina o carruaje.
Durante la ceremonia se debe plasmar el altar de la iglesia, los padres de la novia y el novio, el novio esperando a la novia, la entrada de cada uno de ellos y sobre todo la oración de los novios, el intercambio de anillos, la lectura de votos matrimoniales, la bendición del sacerdote y el primer beso de los nuevos esposos. No podemos olvidar la salida triunfante de la nueva pareja, ver a los niños que arrojan flores, granos de arroz, soplan burbujas, aplauden y felicitan a los recién casados junto con todos los invitados.
Después llega la hora de romance, risas y diversión donde los esposos son fotografiados en cada lugar especial o hermoso de la quinta o el local; además en los últimos 20 minutos se unen los amigos y familiares para crear las fotos locas, chistosas e inimaginables.
En la recepción el brindis, el vals, el sorteo de ligas, la entrega del ramo y el azar, la hora loca, el baile y los juegos pirotécnicos son los recuerdos que no pasarán desapercibidos.
Es importante tener sólidos conocimientos profesionales y un buen equipo. Pero más allá de estos aspectos, lo primordial es poner en cada fotografía todo el esfuerzo y el corazón. Sentir que uno es parte de las actividades, moverse con sus invitados. Crear un vínculo de cercanía con los novios permite trabajar con soltura y obtener imagines frescas, espontáneas, naturales y emotivas.
Una fotografía es mejor si es sentida antes que capturada. Hay que balancear la emotividad de la fecha; el amor, el pacto, la alegría, la pasión, el nerviosismo. Una boda puede convertirse en todo un universo sentimental y ofrecernos un sin número de oportunidades para obtener una fotografía perfecta.
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