Sin duda alguna uno de los días más especiales para las parejas es su boda, no importa si es en la mañana, en la tarde o en la noche, en una finca o en un salón, lo que importa es que después de dar ese tan esperado SÍ una nueva etapa en su vida dará inicio. Pero ¿cómo son las cosas ese día?. Mucho hemos hablado de planificación, horarios y detalles, y aún con todo eso siempre surgen imprevistos que hay que solucionar sobre la marcha.
Una pareja recién casada me contó sobre ese día tan especial y sus anécdotas.
El día inicio y todo el mundo corría en mi casa, mi mamá y yo salimos a la peluquería donde planeamos peinarnos, maquillarnos y hacernos manicura porque nos lo sugirió mi estilista, pero nada salió como está previsto. Primero mi estilista dio prioridad a otras personas antes que a nosotras, luego la manicurista no llegaba (y no llegó nunca), así que el dueño de la estética me hizo pedicure, manicure y me lastimó los pies. Fue muy estresante pues él no podía hacerlo y el diseño fue el más feo y sencillo de toda mi vida. Él repetía, “cálmate, no te preocupes no voy a dejar que salgas mal a tu boda”. Yo solo pensaba en que el tiempo corría y yo iba retrasada.
Mi madre estaba más nerviosa que yo, incluso me dejó y fue a cambiarse y verificar que mis hermanos estén listos. Cuando terminaron de peinarme, maquillarme y “arreglarme” manos y pies, me colocaron el velo sobre mi cabeza, y yo no podía moverme ni girar la cabeza porque el velo se iba a caer. -Rie un poco al sentarse derecha y muy tensa para mostrarme la postura que tuvo que adoptar hasta llegar a su casa.- Imagínate que tuve que ir conduciendo hasta mi casa yo sola sin poder moverme, Tuve que bajar por completo el respaldo del conductor e ir sentada derechita y estirar mi cuello solo para ver el espejo retrovisor.
-Ríe al mirar como su esposo la contempla con una sonrisa tierna y su madre se sonroja recordando ese día.-
En mi casa las cosas no eran muy diferentes que en la estética, mi madre iba y venía distraída y yo la llamaba para que me ayude a poner el vestido, pero nada. –Golpea su rodilla mientras imita a su madre yendo de un lado a otro con la mirada perdida y buscando algo.- “Mi cartera, mi cartera” era lo único que buscaba y no me ayudaba. Mi desesperación llegó al máximo y mis hermanos llegaron como ángeles a salvarme y ayudarme a poner el vestido. Primero me pusieron mal y se rían señalándome y yo solo gritaba “ponganme bien el vestido, apurense”.
Cuando por fin estaba bien mi vestido, me faltaban las sandalias y otra vez lo mismo, mi madre seguía buscando su cartera, mis hermanos tenían que arreglarse, y yo no me podía agachar. Mi sobrina pequeña me ayudó a poner las sandalias y la enamorada de mi hermano me las abrochó.
Cuando todo estaba listo salí de mi casa y no hubo tiempo de fotos bonitas en la casa, es más tengo unas en las que salgo con el teléfono en la mano y mi cara de enojada y preocupada. -Con sus manos intenta dejarnos clara la escena mientras todos reímos al imaginar la escena, en una mano el teléfono y el la otra la cola del vestido.-
Un momento, cómo que en tu mano llevabas la cola del vestido, y quién te llamaba ese día- pregunté extrañada al oír sobre la llamada y la cola del vestido.
Ah, no te conte. En la percha el vestido se veía hermoso y la cola no tan larga, pero cuando mi mami lo plancho el vestido y la cola crecieron como no te imaginas y por el apuro tome la cola en mis manos y salí de casa. -Con sus manos hace como si doblara una cola-.
También me preguntaste por la llamada ¿verdad?, quién más iba a llamarme que mi amorcito, estaba preocupadisimo porque yo llevaba media hora de retraso. -Todos miramos al novio y él solo sonreía. Ella le acarició la cabeza y la mejilla y le preguntó en tono dulce- ¿Pensaste que no iba a llegar mi amor?
Él la miraba como diciéndole ¿Tú qué crees?, luego nos miró a todos, sonrió y le contestó “Yo te dije que ese día me casaba contigo o sin ti presente” y volvió a sonreír. Ella no dejó de acariciarle la mejilla y con una sonrisa amplia le dijo “Pero mi amor, tuviste media hora para casarte con otra, y aún así me esperaste”, ambos se miraron y sonrieron.
Bueno te sigo contando, yo llegue a la iglesia con mucha prisa y como mis hermanos me iban a entregar en el altar teníamos que ir los tres caminando por el centro. Ahí fue donde mi hermano mayor se empecino en que sea yo quien le tome del brazo y yo no quería porque mi vestido me quedaba grande y tenía que levantarlo levemente con mis manos, -se puso de pie y con las manos explicaba como quería ingresar en la iglesia con el vestido apenas levantado,- bueno al final fui yo quien tomo del brazo a mi hermano mayor y con la otra mano me levantaba el vestido mientras mi hermano menor me tomaba a del brazo y mis sobrinos (ahora todos son mis sobrinos y no solo de mi amorcito) cargaban mi cola.
De la ceremonia no recuerdo nada la verdad, sé que cuando llegue al altar mi marido me preguntó si mis pestañas eran postizas y que se me quedó mirando igual que el sacerdote. Yo no sabía qué decir, y solo pude responder con una sonrisa diciendo que era el rimel que me regalo. Imaginate estábamos tan nerviosos que después de tomar la eucaristía seguíamos sentados tomados de la mano en lugar de arrodillarnos. No sé que canciones cantaron ese día, y tampoco sé con quienes nos tomamos las fotos en la iglesia.
La recepción fue otra cosa, todos sentados ordenadamente, mi familia y la de mi esposo en la mesa principal el resto de invitados sentados en las mesas sonriendo cuando entramos. Hasta la mitad de la fiesta estuve con mi vestido, recogí la cola de mi vestido y la cargaba todo el tiempo en un brazo y con el otro me levantaba la falda.
Nada siguió el orden que se suponía, primero fueron las palabras, luego los saludos, el vals y la comida, tras eso bailamos dos horas aproximadamente, después fue el sorteo de las ligas y el baile continuó. Las familias son divertidas, por eso nadie estaba sentado un set completo, casi antes de terminar todo recordé que el ramo que compre para sortear me había olvidado en el carro de mi hermano y le pedí que me lo trajera.
Mi hermano, no tenía idea de que ramo le pedía y me trajo dos naturales (uno grande y otro pequeño), después tuvo que ir mi mami a traerme el ramo para poder arrojarlo a las solteras. Para llamar a las solteras de la fiesta tuve que nombrarlas de una en una pues varias no tenían tanto interés en el ramo, debe ser porque aún son jóvenes y tienen mucho que vivir.
A las once ya no podía dar un paso más, mis pies me dolían y como estaban lastimados me dolían más, por eso decidí cambiarme y ponerme un vestido más cómodo. No pasó mucho tiempo de haberme puesto el nuevo vestido antes de ensuciarlo con algo y fui corriendo al baño para lavarme. Allí me me encontraron mis primas e intentaron ayudarme pero al final lo único que logramos fue que la mancha se opaque.
La fiesta siguió y todos bailábamos felices. Pese a mis nervios recuerdo muy claro el video que preparó mi hermano menor para nosotros, había fotos de cuando era pequeña y estaba con mi padre, cuando me gradue, de mis viajes, vimos fotos de mi amor cuando era pequeño, con sus hermanas, con toda su familia. Ese fue uno de los momentos más emotivos de la celebración y no lo olvidaré.
Esa tarde hablamos sobre cómo fue su petición de mano, el proceso de elegir cada detalle para la ceremonia, la luna de miel y el lugar de la celebración. Me dimos cuenta que planear los detalles de una boda no son únicamente las exigencias de la novia sino también las del novio y que al momento de cumplir sus sueños para ese día no se escatimaran esfuerzo.